Cartas al director

Ceguera moral

El mal no se limita a la guerra militar o a las circunstancias en las que se actúa bajo una presión extrema. Hoy en día se manifiesta con más frecuencia en la “insensibilidad cotidiana” ante el sufrimiento de los demás, en la incapacidad o el rechazo a comprenderlos y en el desvío casual de la mirada ética, en la propagación de bulos como parte de la deformación de la realidad, creando la ceguera moral como parte de la lucha contra la democracia.

En una vida en la que los temas de interés, los ritmos, están dictados por las “guerras de audiencia”, la banalización de la cultura del sufrimiento y un consumismo acérrimo, rara vez tenemos tiempo para detenernos a considerar temas importantes, por lo que corremos el grave riesgo de perder nuestra sensibilidad ante los problemas de los demás.

La ceguera moral es una expresión que pusieron de moda en su momento los llamados “alertadores de incendio” componentes del pensamiento crítico. Aparece como una especie de enfermedad, una patología que se manifiesta siempre allí donde la gente no piensa de conformidad con las regla dominantes. El mal es evasivo y escurridizo con frecuencia no es fácilmente identificable. 

El pensamiento liberal nació contra las exigencia del absolutismo. El pensamiento libre tiene sus héroes y sus vilanos. Los intelectuales, los medios de información se vieron atrapados y seducidos por el dinero y la fama o el servicio a los intereses de la mayoría. Se configuró una superestructura ideológica que acompaña al mal llamado progreso. Quien controle los resortes de la información tendrá capacidad para crear la ceguera intelectual.