Opinión

Los murciélagos

Tómenlo a broma o en serio, igual da, pero quédense con el contenido del tema que ya anunciábamos el pasado domingo. Es el de los murciélagos, que son numerosos en los lugares más recónditos. Y en el bajo de los tejados de las iglesias... ni les cuento.

Pues bien, según la anécdota, en una parroquia el párroco se jubiló por edad y mandaron allí a un joven sacerdote recién ordenado. El joven presbítero hizo lo indecible por eliminar los murciélagos sin ningún resultado. Cada vez había más.

Harto de luchar en el intento fue a ver a su antecesor, el anciano sacerdote, para preguntarle cómo hacía él para eliminarlos. La respuesta del antiguo responsable de la parroquia fue original: “Muy fácil: confírmalos y verás como no vuelven a entrar en la Iglesia”.

Al margen de lo anecdótico, la cosa tiene gracia pero hay un fondo que además de original es cierto. Vemos cómo los templos están casi vacíos de jóvenes, al menos en gran parte de España. Se van sosteniendo a base de distintos grupos entorno a instituciones religiosas. Acuden a algunas actividades, pero después la misa y la frecuencia de los sacramentos es mucho menor. Y en ello está el descenso de las vocaciones también.

Hay ocasiones en las que uno ya duda sobre la actitud a tomar. Fijense, por ejemplo, en bodas y bautizos. Primero se busca el día, después el restaurante y el menú. Y muy al final se va a hablar con el cura para poner la fecha que ellos desean, y si el cura les dice que en esa fecha está ya todo ocupado y él no puede, pues más de uno te la arma y llama de todo al sacerdote tratándolo de intransigente y falto de comprensión.

Esa es la realidad por la que tenemos que pasar los que estamos al frente de una comunidad. Una pareja con cuatro hijos y que quiere casarse ahora por la Iglesia y bautizar y dar la primera comunión a sus hijos todo el mismo dia y a la misma hora, siendo así que los compañeros de sus hijos todos juntos van a cumplir con el sacramento en otro templo… Y aquí viene la paciencia, que a veces llega al límite insospechado.

Muy cierto que los sacerdotes tenemos que ser comprensivos y esforzarnos por complacer a todos. Pero hay momentos en los que a uno ya le cuesta sostener el tipo. Y nada digamos con los horarios. Este es un tema muy muy triste. Por sistema, como me dijo a mi una novia, tienen que llegar un cuarto de hora tarde. Les dije: pongan la hora que deseen dentro de los horarios parroquiales, pero ese horario se cumple a rajatabla.

Uno se reviste para administrar el sacramento y allí esperando media hora porque el peluquero, la modista, la florista… le hacen demorar tiempo fuera de lo normal. Y lo del cuarto de hora, al menos aquí en Portugal, “dicen” que es una norma. A unos les dije que hacía meses que habían concretado la ceremonia y que está fuera de lugar saltarse a la torera el horario.

Lo dicho, lo de los murciélagos tiene una buena aplicación también en esto… Y los padres deben tener muy presente que algunas veces dejan a sus hijos utilizando el móvil e internet para ellos poder estar más tranquilos y sin problemas…

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