Opinión

Pedro embolsillado

Pedro Sánchez, una vez más, ha vuelto a protagonizar una escena teniendo al rey como protagonista. Primero fue cuando en 2018, cuando el presidente del Gobierno y su mujer, Begoña Gómez en la recepción con motivo de la fiesta nacional este 12 de octubre al sumarse en la línea de saludos junto a los Reyes en el besamanos ante la incomodidad de la primera en saludar, la diputada del PP Ana Pastor. Menos mal que de inmediato apareció un miembro de Protocolo quien los retiró.

Un segundo lapsus protocolario fue cuando el rey y Pedro Sánchez inauguraban el tren que se dirigía a Murcia, y justo en el momento de acceso al convoy fue el presidente del Gobierno quien accedió en primer lugar, mientras a continuación lo hizo el rey… Obviamente este acto originó muchas críticas.

Pero ahora resulta que hace pocos días, nuevamente el presidente volvió a vivir otra extraño situación de un gesto de desagrado. El evento se celebró en el acto de entrega del Premio Cervantes. El ministro de Cultura, Pablo Bustinduy; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Gobierno esperaban al rey en la puerta del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, donde se desarrollaba dicho evento. El jefe del Ejecutivo estaba sonriente pero con las manos en los bolsillos. Una postura muy indolente que enseguida suscitó que muchas personas se dieran cuenta y enseguida un grupo de personas se quejasen exclamando expresiones como “sinvergüenza” o “Sácate las manos de los bolsillos”. En fin, ahora el presidente se embolsilló.

El caso es que, en otro momento, el presidente del Gobierno si sacó una mano de su bolsillo… pero para rascarse la nariz y a continuación, volver a dejarla en el pantalón. Esta acción, a decir entre expertos en protocolo, esto es, porque mantener las manos en el bolsillo, denota una falta de respeto, puesto que dichas manos deben estar siembre visibles.

Es evidente que el jefe del Ejecutivo comete con frecuencia este tipo de lapsus. Quiere ello decir que no contempla las normas fundamentales del saber estar. O lo que es lo mismo, que le da lo mismo estar delante del rey o de cualquier otro mandatario. Le basta con saber inglés, tal y como dice el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Fuente Santiago, otro dechado de virtudes expresivas que se corona de una pléyade de buena oratoria.

Seguramente que volveremos a registrar otro gesto similar, como por ejemplo cuando hace cuatro meses, durante la apertura de las Cortes de la XV Legislatura, Pedro Sánchez se puso a acomodar los pantalones de forma muy visible mientras el rey continuaba en el uso de la palabra. Esto denota no solo poco respeto ante su interlocutor sino poca profesionalidad. Claro que en esto de profesionalidad habría mucho por decir.

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