Opinión

De Miguel Roca a Pedro Sánchez


La directora de El País entrevista a Pedro Sánchez, y Juan Luis Cebrián a Miquel Roca en The Objective, ponente de la Constitución y una de las figuras más destacadas de la Transición. 

Es un abismo el que separa a los dos personajes. Frente a la cultura de Roca, su sentido de Estado y su conocimiento de la historia y la realidad catalana; frente a su experiencia como negociador de los asuntos que de verdad importan, la figura de Pedro Sánchez queda absolutamente disminuida, sobre todo cuando en la entrevista no se sale del argumentario en el que repite hasta la extenuación las palabras fango y bulo, se muestra descreído con los jueces que toman decisiones que no le convienen, cuestiona trabajos periodísticos y acusa a la derecha de todos los males que hoy se producen en España, sin la menor autocrítica. 

Roca cree de verdad en una España plural, en una España de orden

Para Sánchez, su mujer es víctima de una campaña de insidias, no ha cometido irregularidades, ni encuentra criticable que escribiera cartas a miembros del Gobierno en las que expusiera los méritos de amigos empresarios. Muy normal, según Pedro Sánchez.

Las reflexiones de los dos políticos, a los que separan 40 años de edad, de experiencia y de comportamiento, es todo un signo de la evolución de nuestros políticos, y el presidente de Gobierno sale mucho peor parado que el ponente de la Constitución. Roca cree de verdad en una España plural, en una España de orden; reniega del revanchismo, busca la igualdad de derechos sea cual sea la procedencia regional de aquellos a los que se aplica, y mira hacia adelante en lugar de escarbar en el pasado más oscuro.

Milei no ha tardado en responder a través de un comunicado en el que más o menos le pide a Sánchez que deje a Argentina en paz

Coinciden las declaraciones de estos dos políticos, tan distintos en edad, biografía, conocimiento y responsabilidades, con una crisis diplomática impropia de un gobernante. Un ministro de Sánchez, incapaz de contenerse como hace cualquier persona educada ante un personaje que no le gusta, ha insinuado que ese personaje detestable se da al consumo de estupefacientes. Mucho que objetar, más todavía cuando el acusador es ministro y el acusado jefe de Estado, presidente de Argentina. Milei no ha tardado en responder a través de un comunicado en el que más o menos le pide a Sánchez que deje a Argentina en paz y se ocupe de arreglar sus problemas, hoy centrados en las acusaciones de corrupción hacia su mujer.

Lo que demuestra la torpeza infinita del presidente español que, “profundamente enamorado”, se tomó cinco días de reflexión para decidir sobre su futuro y provocó así que los periódicos más importantes de todo el mundo recogieran el debate sobre las actividades de Begoña Gómez, apareciera en titulares la palabra “corrupción” y la mujer del presidente quede marcada para siempre aunque la Justicia archive las querellas presentadas. Justicia que Sánchez se ha encargado de desprestigiar, por si acaso vinieran mal dadas.

Es evidente que Pedro Sánchez no cuenta, ni de lejos, con la categoría personal y política de figuras que, como Miquel Roca, forman parte de una España excepcional.

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