El Gobierno ha aprobado el “Plan integral contra el tabaquismo”, pero por el camino se ha olvidado de una de las principales medidas para evitar el consumo y sobre todo para disuadir a los jóvenes y a los veteranos a los que es mejor tocarles la cartera, que la fibra moral y educativa subiendo de forma significativa, al doble más o menos, el precio de la cajetilla de tabaco que en nuestro país ronda los cinco euros pero que en Francia y otros países europeos se paga a más de diez. Para rebajar el consumo de tabaco y ayudar a quien no tiene la suficiente fuerza de voluntad, los últimos medicamentos que se pueden adquirir con receta médica ayudan a dejarlo en un mes. Con financiación, las pastillas cuestan 44 euros, pero suponen un ahorro significativo para los fumadores, sobre todo teniendo en cuenta que el gasto se va a producir una sola vez. Y ahorro también para los sistemas sanitarios, porque el tabaquismo es uno de los hábitos que más enfermedades y muertes provoca. La acción conjunta de Hacienda subiendo los impuestos y los médicos convenciendo a quien quiere dejar el cigarrillo puede dar muchos frutos.
