Opinión

Un peculiar nuevo presidente para Panamá

José Raúl Mulino ha sido elegido por amplia mayoría nuevo presidente de Panamá. Un peculiar presidente, populista de la extrema derecha según unos adversarios, centrista según sus seguidores. Peculiar porque no oculta que debe su posición actual al ex presidente Martinelli, condenado a once años de prisión por blanqueo de dinero y vinculaciones con la trama de Oderbrecht que ha provocado la caída de varios dignatarios latinoamericanos. 

Martinelli,  que pensaba ser candidato a estas elecciones con Mulino de vicepresidente -había sido ministro de Seguridad durante su mandato-, al conocer la sentencia judicial  de condena a prisión  el pasado mes  de febrero se refugió, con su perro, en la embajada de Nicaragua en Panamá, de donde no ha salido pues sabe que sería detenido en cuando pisara la calle. El domingo recibió en la legación diplomática a Mulino, que nada más votar acudió a visitar a su amigo. Ya entonces todos los sondeos coincidían en que sería el nuevo presidente.

Sus primeras palabras una vez que se conoció el resultado de las urnas fueron significativas. Dijo que ejercería la presidencia “con responsabilidad y humildad” y que  no era “marioneta de nadie”,  sabedor de que todo el mundo dentro y fuera de Panamá sabe que debe su elección a Martinelli.

No le espera una presidencia fácil. Se enfrenta a una corrupción que alcanza todos los niveles y sectores sociales, lo que no es nuevo en Panamá y gran parte del continente latinoamericano, pero la prioridad actualmente es la sequia, que provoca una  delicada situación política, económica y social, porque afecta  gravemente al tráfico a través del  Canal de Panamá, centro de la economía del país.  Aeso hay que añadir el problema de que Panamá se ha  convertido en paso de los inmigrantes ilegales  que pretenden entrar en Estados Unidos. Una marea humana que en el último año alcanzó el medio millón de personas,  cantidad inasumible para un país de apenas 4 millones y medio de habitantes.

El reto que tiene Mulino es de envergadura y, aunque cuenta con  experiencia de gestión, no se encontrará un escenario fácil para superar los importantes problemas que se le presentan antes incluso de iniciar su mandato

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